jueves, 22 de abril de 2010

Aceptar el cambio, aceptar el riesgo

Hace más de dos siglos el tiempo pasaba más lento. Si fuéramos transportados a 1789, sentiríamos como si nuestros relojes pararan de funcionar. Las cosas ocurrían más lento. La comunicación, al ser demorosa, complicaba las cosas dentro de las distintas monarquías, los tratados, las guerras, los desastres mundiales. No existía el concepto de lo instantáneo.

La revolución francesa se extendió por una década. Pero por más que el tiempo pasaba más lento, diez años para que el sentimiento atrancado en los burgueses por tantas generaciones salga a la luz, es mucho tiempo. Por otra parte, ¿Cuántos años le tomó a Hitler convencer a una nación? Él le inculcó a gran parte de Europa de que se arrodillase a sus pies, que las personas le alabasen y validaran todos y cada uno de sus discursos e ideas; y que también justificaran la matanza sistemática y masiva del pueblo judío, que se volvió el más hiriente de todos los genocidios étnicos de todos los tiempos. Toda esta manipulación mental en tan sólo tres años.

Entonces, ¿cómo puede ser que los relojes funcionen tan bien ahora, luego de unos cuantos años? Por un lado tenemos a un hombre que inculcó una idea a una masa de personas en tres años, y por otro lado, tenemos una revolución de parte de burgueses que tardó diez años en completarse. Si una revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato, ¿por qué tardó tanto si los cambios eran necesarios hace más de un siglo? Y por más que el tiempo pasaba lento, ¿qué aconteció durante todas las décadas de disconformidad de los burgueses?


Ocurrió que un grupo de filósofos y científicos, los Ilustrados, comenzaron a desarrollar ideas necesarias para mejorar la calidad de vida en Europa ya que la monarquía absoluta estaba colapsando el sistema de vida de los burgueses y del pueblo. Entre esos brotes de ideas estaba la consideración de derechos anteriores al estado y la limitación de poderes. Lo que todas estas ideas inculcaron fue un nuevo concepto y doctrina de la soberanía, lo que trajo consigo una etapa histórica de la evolución global del pensamiento burgués.

En otras palabras, la revolución francesa cambió por completo el mundo moderno a tal punto de hacerlo irreconocible. Demostró hasta donde había llegado el poder de la burguesía y las ideas de la Ilustración. Además mostró cuán violenta puede llegar a ser una revolución. Todo esto trajo consigo consecuencias sociales. La revolución dividió a todos los países europeos entre “Conservadores” y “Liberales”, y creó un régimen novedoso con apego a los derechos ciudadanos y a la Constitución, ideas que ya se estaban concretando en la nación norteamericana.

Edmund Burke, un gran pensador político británico, publicó en 1790 la obra Reflexiones sobre la Revolución francesa en la que inaugura su denominada “epistemología de la política”, un modelo de empirismo político, que rechazaba el escaso respeto por la tradición legal consuetudinaria de los nuevos principios legales emanados de la Revolución francesa.


El texto dice: “Se pueden cambiar los nombres, sin embargo las cosas tendrán que permanecer en una u otra forma. Cierta dosis de poder debe existir en la comunidad, en una mano o en otra y con uno u otro nombre. Por consiguiente los sabios aplicarán sus remedios a los vicios, no a los hombres; a las causas del mal, que son permanentes, no a los órganos circunstanciales a través de los cuales ella actúa, ni a las formas transitorias en que ellos aparecen. De otro modo serían sabios en teoría y locos en la práctica”

Vemos claramente una mente totalmente conservadora que quiere lo mejor para su país, pero no está dispuesto a arriesgarlo todo; el cambio de la organización política lo aterra aún sabiendo su falta de eficiencia. El problema aquí es que habían pasado diez generaciones en las que Francia estuvo aprisionada y manipulada por los gobiernos monárquicos que no sólo crearon desconfianza con los burgueses en términos de préstamos, sino que no existía en ellos la capacidad de racionalizar acerca de las necesidades de un pueblo como ente político y social.

Un gran anécdota explica esta situación: Cierta vez el pueblo de París protestaba frente al castillo de Versalles por la falta de pan (a estas alturas si les faltaba pan significaba que su pobreza había llegado hasta un nivel incomprensible). Al pasar por la terraza del palacio, Maria Antonieta, reina de Francia y mujer de Luis XVI, vio la desesperación del pueblo y le dijo al mayordomo: “a falta de pan, ¡buenas son las tortas!”. Su cinismo e ingenuidad quedan más que claros.

Respecto al párrafo extraído de la obra de Edmund Burke, se entiende el concepto de aplicarle remedio a los vicios y no a los hombres. Nadie quiere guerra, mutilaciones, decapitaciones, sangre. La solución perfecta para el dilema de la monarquía absoluta sería hacer una reforma en el sistema y en los gobernantes, a menos que ellos acepten la nueva doctrina. Pero allí en Francia en el año 1789, los monarcas no tenían intenciones de cambiar el pensamiento, la ideología del momento, ni lo que ello conllevaba, por lo que naturalmente y como era de esperar, se tomaron medidas severas. Además, ¿qué perdían intentando? El desastre nacional ya estaba hecho por lo que si la revolución no funcionaba, todo iba a seguir igual, sin mayores cambios.

¿Cuánto tiempo iba a aguantar el pueblo sufriendo de hambruna y viviendo en la miseria? ¿Cuánto más aguantarían los burgueses la mala política económica por parte de la monarquía absoluta? El mercantilismo tenía que desarrollarse, el descontento de las clases populares y la vida de exagerado lujo de la corte habían llevado a Francia a un punto crítico en el que se debió tomar una decisión final. Todo eso tenía que ser reemplazado por la soberanía nacional, el reparto de poderes y el reconocimiento de las libertades individuales.

“Los puntales del buen gobierno en Francia comienzan a ceder ante los ataques sistemáticos de los ateos y su propagación no dejará estabilidad alguna en nuestra sociedad” continúa Burke. Ante esta afirmación se puede decir que no existe cambio alguno que no origine un desorden inicial. Pero de a poco ese desorden va tomando forma y se moldea para que los hombres se adapten al nuevo modelo. Todos los cambios traen inestabilidad en un principio porque la gente se tiene que adaptar. Ni en esa época ni ahora hay complejos persona-robot que no necesite tiempo para acostumbrarse a la modificación de cualquier tipo de sistema.

Los vicios se pueden cambiar, eso está claro. En cuanto a los hombres de la monarquía absoluta de 1789, ¿también?
Ronith Dayán

La revolución como fuerza creadora

Durante el período de la revolución francesa, la situación en Francia era catastrófica. Políticamente, el país se encontraba bajo el dominio de una monarquía absoluta, en donde el poder del rey y de la nobleza eran la base de este régimen. En el ámbito económico, el país se encontraba en condiciones muy precarias, con una economía totalmente arruinada, y los campesinos estaban agotados a causa del poder feudal.

Todos estos elementos se fueron acumulando durante el tiempo, como una especie de olla a presión, en donde en algún punto tuvo que explotar.

El hecho que denota por primera vez una reacción agresiva por parte de los burgueses (apoyados por los campesinos), fue cuando en medio de una agitada multitud revolucionaria formada por hombres y mujeres, saturados de injusticias y de hambre, se dirigen violentamente a la Bastilla, símbolo del régimen absolutista.

La verdad, es que en mi opinión, dada la situación que vivía el pueblo en ese entonces, este heroico acto fue clave y absolutamente necesario para efectos de un estado en el cual puedan tener participación, voz, y derechos como hombres y ciudadanos. En la práctica, la realidad comenzó a cambiar, ya que esta manifestación atemorizó a los partidarios del antiguo sistema, y sirvió para inclinar la balanza a favor de los revolucionarios, desplazando de esa manera a los nobles y partidarios de un estado basado en el absolutismo.

El pueblo, específicamente el tercer estado, que correspondía al noventa y ocho por ciento de la población, antes de la toma de la Bastilla se encontraba en condiciones realmente insalubres, con niveles de pobrezas que no podían ser peores, y sin derechos políticos. Esta situación fue así por ciclos y sólo iba empeorando a través de los años.

Esta más que claro, que los nobles, la iglesia y la aristocracia (el primer y segundo estado), no reaccionaba frente a las necesidades de las personas, y eran completamente intransigentes con sus comodidades. Es por esta razón que el pueblo reaccionó de manera tan violenta, ya que era la única manera de ser escuchados.

Paralelamente a esto, en las zonas rurales también hubo fuertes levantamientos por parte de los campesinos en contra de los señores feudales, los cuales fueron asesinados y sus propiedades saqueadas e incendiadas. A este movimiento popular que busca la justicia y fraternidad se le conoce como el período del “Gran Miedo.”

Debo admitir que el comportamiento de los campesinos pudo talvez haber sido un tanto menos violento, pero para esta situación, considerando la calidad de vida que tenían en esos momentos, ya sea en el ámbito social, económico o político, el fin justifica bastante los medios. Esto se debe principalmente a que el fin era completamente legítimo para todo ser humano, y no había otra opción para conseguir lo que deseaban si no era a través de la agresividad y la violencia, ya que era imposible negociar con la aristocracia francesa.

Robespierre, quien fue uno de los más importantes líderes de la revolución francesa y es conocido por su dedicación y pasión al proceso revolucionario, escribió “La teoría del gobierno revolucionario”. Esto nos ayuda a entender de manera más objetiva el por qué era necesario que aconteciera una revolución, y la razón por la que esta afecto de manera positiva al país.

Robespierre hace diferencias claras y explícitas entre un gobierno constitucional, y uno revolucionario. Él dice que el principio del gobierno constitucional es conservar la República, mientras que la del gobierno revolucionario es fundarla. También, señala que el gobierno constitucional se ocupa principalmente de la libertad civil, y el gobierno revolucionario de la libertad pública.

Bajo el régimen constitucional es suficiente con proteger a los individuos de los abusos del poder público, mientras que bajo el régimen revolucionario, el propio poder público está obligado a defenderse contra todas las facciones que le ataquen. Por último, y a modo de conclusión, finaliza diciendo que el gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional, a los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte.

De esta teoría, podemos observar todas las ventajas que aporta el hecho que un país sea regido por un gobierno revolucionario, siendo esta la única forma de que el pueblo sea escuchado, tenga protección nacional y tenga libertad pública, y por lo tanto, para esos efectos la revolución era muy necesaria. Robespierre en su teoría dice que un gobierno constitucional simplemente conserva, mientras que un gobierno revolucionario va mucho más allá que eso, creando una nación y creando un país.

Estoy seguro de que él estaría muy orgulloso de lo que hizo como líder revolucionario, ya que no solo fue un aporte para su país, sino también fue una gran influencia y ejemplo para otros países del mundo que querían seguir estos pasos. Por otro lado, según Maximilien Robespierre, la revolución tiene un valor intrínseco, no es simplemente un medio, sino más bien el pueblo en sí, en su máxima expresión, unidos por ideales que son la motivación para luchar con tanta fuerza y pasión.

A modo de conclusión, los ideales revolucionarios fueron la base de todas las reformas liberales de Francia y Europa que se realizaron en el siglo XIX, así como también sirvieron de motor ideológico a las naciones latinoamericanas independizadas en ese mismo siglo. Esta ha sido una de las revoluciones más importantes en la historia, porque marcó un antes y un después en el mundo, y fue, y continua siendo la clave de la democracia.

La revolución funda a la nación, y no al revés, pero ¿qué es una nación? Desde el punto de vista socio-ideológico se puede entender a grandes rasgos, como una comunidad humana con ciertas características culturales e ideológicas comunes. Esto es exactamente lo que crea una revolución, que el pueblo se una, compartiendo ideales y objetivos en común, y esto es justamente una de las principales importancias de la revolución francesa, el hecho que fue fundadora de una nación, siendo esto un acto creativo, y no simplemente conservador.

miércoles, 21 de abril de 2010

Conceptos y Consecuencia: La visión Jacobina de la revolución

A quienes intenten encontrar razón y busquen justificaciones para lo que fue la revolución francesa debo mencionar que, a mi parecer, no comprenden la revolución a cabalidad ni logran absorber apropiadamente los mensajes que en ella estaban implícitos. La revolución francesa no requiere justificaciones ya que no es un proceso aleatorio, sino que es una justificación en si misma: justifica el concepto de nación que vemos a nuestro alrededor hoy en día, a más de dos siglos de finalizada la revolución. Una idea de nación que engloba tres conceptos fundamentales que se vieron fuertemente popularizados durante la última mitad del siglo XVIII: Igualdad, fraternidad y libertad.
No deseo caer en el panfleto ni en la caricaturización y, es por esto que procederé a explayarme en cuanto a lo previamente mencionado para no caer en el error de hacer juicios sin argumentos.
Para comprender la importancia de la revolución hay que situarse en un contexto histórico, social y político correspondientes. La Francia de 1789 era una monarquía desgastada del tipo absolutista que presionaba a la burguesía y limitaba su capacidad de crecimiento, pero además, no se detenía a escuchar al bajo pueblo por lo que no solo burgueses se veían afectados sino también campesinos, artesanos y comerciantes menores. Cabe mencionar que las antiguas ideas de la superioridad de la nobleza habían sido debilitadas ya que “
los escritores del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, denominados philosophes, … contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los reyes. Pero ya en el racionalismo de René Descartes podría quizá encontrarse el fundamento filosófico de la Revolución. De este modo, la sola proposición «Pienso, luego existo» llevaría implícito el proceso contra Luis XVI.”[i]

Considerando el contexto histórico recién mencionado se puede comprender la revolución a través de los conceptos de igualdad, fraternidad y libertad.


En primer lugar, al ser oprimidos los burgueses y bajo pueblo se puede comprender la formación de líneas de pensamiento propias de Jacobinos y Sans-Culottes. Los Jacobinos tenían como objetivo desde un inició terminar con la situación de poder y libertinaje absoluto de Luis XVI ya que veían como sus derechos eran restringidos siempre en función de la conveniencia del máximo soberano. Los Sans-Culottes, sin tener la educación ni medios, pasaron a ser, de manera casi natural, el grupo de choque de la revolución. Ambos grupos dejaron de tolerar la indiferencia que las altas esferas tenían hacia ellos y se propusieron a batallar contra la injusticia. Fue este preciso hecho que nos permite gozar en los estados de derecho moderno gozar de igualdad. En otras palabras, Jacobinos y Sans-Culottes pudieron demostrar que las desigualdades y abusos son inaceptables y que, más importante aún, se puede y se debe luchar contra ella.


En segundo lugar, es menester mencionar que la revolución cobró sus víctimas especialmente en el periodo conocido como “El Terror” que es asociado al mayor punto de dominación Jacobina. Bajo este punto de vista si quien escribe considerara estas matanzas como algo espontaneo y que requiere algún tipo de justificación post-facto no tendría muchas posibilidades más que cerrar mi procesador de texto y retirarme pensando en que la revolución no fue más que una carnicería brutal en donde se perdieron los conceptos de dignidad y derecho de la vida. Pero, en lo personal y como he comentado más arriba[ii], considero que la revolución no fue un proceso espontaneo sino que contenía un bagaje de ideas y conceptos nuevos para la Francia monárquica y es aquí donde entra en juego el concepto de fraternidad. Maximilien Robespierre, al asesinar a sus enemigos políticos tenía en cuenta que estos amenazaban con causar una involución del proceso recorrido y volver al sistema monárquico opresivo. Robespierre probablemente veía en esto una injusticia hacia los más desposeídos y consideraba oportuno empatizar con quienes más habían aportado al proceso revolucionario. Además, los enemigos políticos de Maximilien no tomaban en consideración el costo humano de devolver al sufrimiento a quienes ya lo habían soportado por largo tiempo y es, bajo esta mirada que los actos de Robespierre son nobles ya que defendió a quienes lo habían apoyado y castigó a quienes no tenían interés de tomar parte en una sociedad de justicia y de derecho. Los actos de Robespierre, examinados bajo el prisma correcto, nos dan una muestra de cómo compañeros y hermanos deben ser protegidos por lo que ellos nos han dado y por la responsabilidad social de mantener una nación con objetivos claros. Robespierre nos enseña el concepto de fraternidad al no permitir el daño a los semejantes.


Por último, la revolución dio paso a algo que hoy damos por sentado en los estados modernos: la libre expresión sobre los sistemas de gobierno. En la mayoría de los estados modernos desarrollados o en vías de desarrollo se encuentran una serie de partidos políticos que dan cabida a las distintas miradas que se tienen sobre la forma de gobernar. Esta posibilidad que tiene cualquier ciudadano para defender sus puntos de vista y encontrar un representante digno en las altas esferas de un país ha llegado como legado al mundo occidental gracias a la revolución francesa y, en especial, gracias a la participación Jacobina. Me explico, los Jacobinos son los principales responsables de abrir el dialogo previó a la revolución ya que los Sans-Culottes no tenían los medios para esto y los Girondinos eran mesurados en el extremo y no hubieran permitido de buena voluntad la radicalización del diálogo, de hecho, de esta diferencia entre Girondinos y Jacobinos “
proviene la posterior división entre partidos de derecha y de izquierda, según sean conservadores en su accionar político o propongan medidas tendientes a cambios profundos y violentos.”[iii] En otras palabras, fue la iniciativa de cambio Jacobina que permitió desarrollar nociones de libertad política y de opinión.

Concluyo así mencionando que la Revolución fue un proceso en que se siguieron ideales originales y que cada detalle y detalle puede encontrar su explicación una forma de actuar coherente y consecuente que dejan un legado al mundo contemporáneo. Puedo, de esta manera consolidar la idea planteada al comienzo de este texto la Revolución no requiere justificaciones, sino que es en gran medida la justificación de lo que vemos hoy en día a nuestro alrededor.


[i] http://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_francesa

[ii] Supra. Pág. 1 párrafo 1

[iii] http://www.laguia2000.com/francia/jacobinos-y-girondinos

La Mirada Jacobina de la Revolución

Es francamente imposible analizar un proceso revolucionario como lo es la Revolución Francesa única y exclusivamente bajo una mirada social, política o económica, sino es necesario cohesionar estas tres y analizarlas como si fueran una, para luego comprender y efectivamente dimensionar lo vital que fue este proceso llevado a cabo bajo tutela jacobina.

Primeramente, es necesario mencionar que la situación por la cual atravesaba Francia en siglo XVIII era extremadamente desigual entre las distintas clases sociales de aquella época. Existía un régimen monárquico rígido e inflexible que oprimía constantemente a las clases más bajas de la sociedad, acompañado de una aristocracia feudal que al igual que este oprimía a las clases populares.

Desde el punto de vista económico, existía una inmanejable deuda estatal, producida principalmente por el amparo hacia la independencia estadounidense y sus causas, que fue tratada deficientemente bajo el concepto de impuestos, los cuales eran totalmente arbitrarios al no ser remunerados por el clero ni la aristocracia. Además, Francia se veía inmersa ante un descenso radical de la producción agrícola lo que originaba una considerable escasez de alimentos.

Bajo esta estrepitosa situación, una nueva concepción política comenzó a surgir progresivamente, ideas expuestas por Voltaire, Rousseau y Montesquieu fueron fundamentales para agitar la masa popular bajo los principios de: libertad, fraternidad, e igualdad y así despertar poco a poco a ese silente pueblo que aclamaba por el quiebre de las instituciones pertenecientes al Antiguo Régimen.

Esta serie de sucesos desencadenaron una crisis a nivel nacional, el pueblo compuesto por las clases más bajas acompañado por una ferviente burguesía harían colapsar el antiguo modelo monárquico francés que tanto los apremiaba, constituyendo un ala liberal, republicana, con una visión de indivisibilidad nacional y estrictamente defensora de la soberanía popular, ellos eran los jacobinos, quienes estaban dispuestos a luchar contra el régimen monárquico, contra la pasividad mayúscula con que los girondinos afrontaban la situación, con un motivo tan obvio para nosotros hoy en día, pero tan difuso para aquel pueblo que reclamaba equidad y justicia en aquellos tiempos.

Las ideas revolucionarias jacobinas descasarían bajo el argumento o más bien fundamento de carácter filosófico impuesto por Rousseau: “La soberanía reside en el pueblo y no en un dirigente o cuerpo gobernante”, realizando una fuerte crítica al sistema que se desarrollaba en aquella época. Pero Rousseau no sería el único intelectual que trataría de poner fin al Antiguo Régimen, sino también Descartes expondría una grandiosa reflexión racionalista: “Pienso, luego existo”, tan bella reflexión no iba a pasar desapercibida, por el contrario, resultó ser una interrogante para el pueblo. Ésta, tendría diversos objetivos, dentro de ellos era concientizar a los más desposeídos sobre la situación existente, a pensar por qué la sociedad se conformaba bajo ese régimen, a increpar a esa injusta alianza conformada por monarcas, aristócratas y el clero, a reflexionar antes de existir y así no someterse a una vida que era totalmente inmerecida y banal como se practicaba previo a la revolución.

Sin duda alguna estas reflexiones serían el sustento o apoyo ideológico de la postura jacobina en la revolución, que posteriormente darían libertad al presidio constante que atormentaba al pueblo.

Si tan solo monsieur Robespierre se encontrara vivo, nos relataría la importancia del proceso que debió vivir Francia, sus halagos se basarían principalmente en la toma de la Bastilla, como una acción heroica y también simbólica, representando el seísmo del Antiguo Régimen. Si tan ilustre personaje se encontrara vivo, le diría que incluso el uso de la violencia fue necesario para conservar la República y no caer nuevamente en manos monárquicas, que no solo los jacobinos fueron quienes usaron la fuerza y todo el vigor de ese pueblo acallado durante años, sino también los girondinos hacían uso de esta en actos de extrema cobardía, como lo ilustra Jacques-Louis David en su óleo, representando la muerte de ese férreo jacobino, como lo fue Jean-Paul Marat.

La Revolución Francesa aportó considerablemente en diversos ámbitos que hoy podemos reconocer y admirar. Dentro de estos, se encuentra la abolición al sistema feudal, el cual era uno de los pilares de la inequidad social, se dio un fuerte golpe a la monarquía absoluta, surgió la creación de una República como bien mencioné anteriormente, se establecieron declaraciones de los derechos del hombre y la ciudadanía lo cual acentuaba aún más un ambiente de justicia dentro de esta nueva República, en 1794 fue posible separar a la Iglesia del Estado y sus respectivos intereses, la burguesía puedo consolidarse fuertemente no sólo en Francia sino en toda Europa y se fomentaron los movimientos nacionalistas lo que posibilitó grandes reformas a nivel global lo que difundió ideas democráticas.

Como bien es posible constatar anteriormente, la Revolución Francesa aportó en diversas áreas, haciéndose presente hasta el día de hoy, pero temo que si no hubiera sido por hombres como Rousseau, Voltaire, Montesquieu, Descartes y el propio Robespierre, estas no se podrían haber originado.

Por esta razón, creo que el actuar jacobino inspirado en un agónico llanto por parte del pueblo, aquel pueblo que debió subyugarse durante siglos de mandato monárquico fue fundamental para establecer un nuevo orden, caracterizado por la libertad, fraternidad e igualdad, preceptos esenciales de hoy en día, que de no ser por el actuar jacobino durante la Revolución Francesa hubieran sido postergados por siglos o incluso jamás revelados.

Señor Hobsbawm, ¿Acaso el judaísmo no es una nación?


No es necesario investigar o dotarse de mucha información para saber que la evolución ideológica del ser humano se ha sobrescrito millones de veces, en cualquier rama, incluso dentro de una misma religión. Ya casi no se puede encontrar un mínimo de raciocinio en el que haya perdurado en el transcurso del tiempo, y no hablo de muchos años, incluso dentro de 50 años. Esto es obviamente a causa del ansia humana de buscar la verdad para explicar todo de una mejor manera, o lograr un mejor funcionamiento entre convivencias dentro de una comunidad, buscar el equilibrio en todo. Pero eso no es lo que busca este ensayo, sino que dar cuenta de que una nación, si la definimos como Stalin1 (marxismo) la propuso, hoy en día casi no existen naciones que hayan perdurado por más de 50 años, por decir mucho.

Al igual que tenemos la definición de Stalin, tenemos la definición de Hobsbawm, explicada en su libro “Naciones y Nacionalismo”. Él nos explica de manera totalmente adversa a la de Stalin, diciendo que una nación, para ser llamada nación, no es necesario que tenga tantas características culturales, lingüísticas, o de otra concepción, homogéneas en su población, es decir, que su comunidad necesite tener tantas características compartidas, lo que impediría que se pueda llamar nación a una determinada población hoy en día. Lo explica diciendo que lo importante es que una determinada población tenga requisitos políticos, técnicos, administrativos, económicos homogéneos. Así, podemos sostener que una nación es producto de un estado, no de una concepción de ideologías culturales.

Una excepción a lo dicho en el primer párrafo es el Judaísmo. La única religión en la que sus principios no han sido afectados en absoluto por más de 5 mil años, como su lengua, país, cultura, entre otros. Según Stalin nos podemos dar cuenta de que sí cumple con los requisitos propuestos por él, por lo que esta religión pasa a ser una nación. Es muy importante aclarar que para esta reflexión es necesario suponer que todo judío es practicante total de la religión, ya que el no cumplir con las reglas del judaísmo es producto de influencias externas a ella. Ahora, si analizamos el fenómeno judío con lo propuesto por Hobsbawm no nos va a hacer sentido o simplemente diríamos que el pueblo judío no es una nación. Podemos ver que el judaísmo existió muchos años antes de que se cree un estado para ellos, por lo que en este caso la nación habría producido al estado y no al revés, oponiéndose a los principios de este señor.

Para dar una conclusión y a la vez dar a conocer mi visión respecto al tema, pienso que esta discusión o discrepancia entre Stalin y Hobsbawm ha sido provocada por una carencia en el lenguaje. En este caso existen dos definiciones para una palabra o dos clasificaciones para lo que se podría clasificar de dos maneras distintas y no solo de una. Para clasificar una comunidad, la puedes clasificar por su homogeneidad en su cultura o por otro lado por sus condiciones y requisitos políticos, etc. No es necesario decidirse cuál es el significado de la palabra, ya que al final lo importante no es la semiótica sino la semántica, es decir, no la palabra misma, sino su significado. Pero por cuanto que la palabra nación fue definida primero por la proposición de Stalin, esa debería ser su verdadera definición.

Una decisión, un cambio, muchas consecuencias


Los cambios son necesarios en la vida cotidiana de las personas, pueden ser cambios positivos o negativos, pero siempre arrastran con ellos una serie de causas y provocaran consecuencias. Dependiendo del grado de agresividad que posea el proceso con el cual se logra el cambio, serán o no las consecuencias duraderas en el tiempo. Por esto es que mi posición es que cualquier cambio que se realiza tanto a nivel personal o nacional se debe hacer de manera pacifica y calmada de esta manera, lo concretado permanecerá por un mayor tiempo en “paz”.

Como dije anteriormente, mientras mayor es la agresividad y descontrol demostrado en el proceso de transición, las consecuencias, generalmente negativas estarán presente por un lapso de tiempo mayor. Si el grado de agresividad plasmado es muy por sobre el promedio, no solo afectara a nuestras generaciones, sino también a la de nuestro hijos y nietos posiblemente. Es por esto, que vuelvo a repetir mi idea central, los procesos se deben realizar de la manera mas pacifica, lenta y calmada, como el famoso dicho lo apoya: “lento pero seguro”.

Es cierto, que con el párrafo anterior les hice ver una falsa realidad, la cual es: “cambio = negativo”, pero esto no es necesariamente así. Han existido cambios a nivel mundial, que realmente le han otorgado un giro a la sociedad completa. Un claro ejemplo de lo anteriormente señalado es la Revolución Industrial, un proceso el cual sucedió hace más de cien años y a pesar de esto todavía podemos apreciar sus consecuencias. Positivas en todo caso.

Pero me quiero concentrar en un proceso, el cual no hay manera de refutar que no fue violento, y mas aun una violencia innecesaria, ya que los objetivos se podrían haber conseguido también de una manera pacifica. Tenia como eslogan ¡Libertad, Igualdad, Fraternidad o la muerte!, con tan solo leer estas palabras podemos darnos cuenta que desde un comienzo la idea era conseguir los objetivos de una manera violenta y atropellando todo obstáculo en el camino. Así fue como asesinaron al rey en la bastilla y ese era lo que se podía presenciar en las calles de Paris a partir de 1789. Es cierto, que los objetivos perseguidos eran para mejorar el bien común, como por ejemplo una mayor igualdad social, una política diferente, y mayores derechos humanos entre muchas más. También cabe recalcar que no todas las consecuencias provocadas tuvieron un carácter negativo, hubo positivas también. La influencia ideológica que tuvo la Revolución Francesa en Europa y el resto del mundo, provocaron por ejemplo que en España se tome prisionero a Fernando VII, hecho que gatilla la aparición de los grupos independizadotes en America. Lo que finalmente concluye con nuevas políticas económicas, nuevos estados, nuevas reglas y políticas sociales, y finalmente una igualdad de derechos del hombre.

Pero, ustedes probablemente se estarán preguntando, entonces cuales fueron las consecuencias negativas de la Revolución Francesa. Esta pregunta posee una respuesta un poco compleja, ya que no se observa una consecuencia negativa inmediata, pero lo que si se ve, es la aparición del general Napoleón Bonaparte.

Este hombre, aprovechándose de toda la situación en Europa, causada por la misma Revolución Francesa, decide amplificar las fronteras de Francia.

Luego de ser asesinado, Europa quedó con todas sus fronteras mal definidas y con el mapa Europeo desordenado, lo que provoca el famoso Congreso de Viena de 1815. En este congreso, se redefinieron las fronteras, se reordeno el mapa Europeo y se creo un sistema de alianzas con el fin de prevenir que exista un nuevo hombre como Napoleón Bonaparte.

Pero tan solo casi cien años después de haber firmado este congreso, es asesinado el archiduque de Austria – Hungría, por manos de serbios. Seguido a esto, el imperio Austro-Húngaro le declara la guerra a Serbia, y como todos los países en Europa se regían bajo el sistema de alianzas fueron cayendo de a poco a la guerra.

Finalizada esta guerra, ya en el año 1919 se llama a un nuevo congreso, esta vez en Versalles, donde se declara y se firma la casi total culpa de Alemania en la guerra y se le exige reducir drásticamente su ejército y armamento y a pagar fuertes sanciones económicas como reparación por los daños causados a los aliados durante la guerra. Además, Alemania perdió su imperio colonial y numerosos territorios en Europa.

Casi 15 años después, aparece un personaje en Alemania, Adolf Hitler, el cual propone la idea de levantar esta Alemania, y comienza a violar todo lo acordado en 1919.

Así comienza la II guerra mundial, que tiene como dentro de los principales fines, eliminar al pueblo judío del mundo. Es por esto que en menos de 10 años luego de haber finalizado la guerra, se conforma el Estado de Israel, para proteger y otorgarles un lugar a los judíos del mundo. Decisión que provoca el descontento por parte de los palestinos, los que comienzan a expresar su odio hacia los judíos, conocido como Antisemitismo o Judeofobia, al igual que Hitler con un solo fin eliminarlos.

Gracias a este descontento palestino, es que se comienzan a formar grandes grupos terroristas, los cuales han provocado grandes actos en contra de la sociedad mundial, como por ejemplo el ocurrido el 11 de Septiembre del 2001, en New York, o el de España, Madrid unos años después. No han terminado aun y siguen amenazando con más, de hecho ya no solo son grupos terroristas externos a los gobiernos, si no ahora también son países los que amenazan con destruir al pueblo judío y estado de Israel, amenazando así con lo que podría ser una III guerra mundial.

Todo lo anteriormente descrito ojala les haya servido para que se den cuenta, que muchas veces tomamos decisiones y realizamos cambios sin pensar en lo que podría llegar a provocar en un futuro próximo o no tan próximo. La Revolución Francesa perseguía objetivos positivos pero la manera de concretarlos fue errónea, y esto provoco una cosa, que gatillo a otra y así en cadena hasta hoy en día. Más de 200 años han pasado desde este hecho histórico y todavía no sabemos cuanto más nos puede afectar. Como dije al comienzo, mientras mas es el grado de agresividad, descontrol, ansiedad para lograr el cambio mas nos veremos afectados en el tiempo, y no solo nuestra generación si no la de nuestro hijos y nietos, pero en el caso de la Revolución Francesa también nuestro bisbís bisnietos.

Robespierre y su mirada a nuestro presente


La Revolución de Francesa sirvió de inspiración para que muchos países avanzaran en materia de igualdad social. Es parte de nuestra condición humana revelarnos ante las injusticias, querer hacer lo que no encontramos justo y correcto para poder mejorarlo y exigir distribuciones más equitativas. La experiencia francesa hizo cambios profundos en las futuras sociedades del mundo.

En Francia convivían 3 grandes sectores; la nobleza y el clero, los burgueses y el pueblo. Existía una monarquía y el clero que vivían inmersos en grandes privilegios, exentos de pagar impuestos, una clase burguesa que había adquirido poderes económicos e influencia, de la cual se contaban comerciantes y profesionales. Por ultimo el pueblo, que era la mayoría de la población los cuales no tenían acceso a manifestar su opinión por su condición tan marcada de pobreza.

Esta sociedad no le daba instancias de mejorar ni esperanzas de tener un mejor futuro a la gente pobre y sin derechos. Debe agregarse situaciones climáticas adversas que sufría Francia, sequía, que aumento los valores de los alimentos básicos como el pan. Francia, también intervenía en la futura nación de EEUU y su aporte la desgasto económicamente sumado a la inspiración libertaria que provocaba en los franceses la lucha de los nativos del nuevo mundo contra su enemigo, el imperio de Gran Bretaña.

Grandes pensadores de la época franceses tales como Voltaire, Rousseau o Montesquieu habían expresados la necesidad de realizar cambios en la sociedad, los conceptos de libertad política, de hermandad y de rechazar a una sociedad tan desigual eran sus líneas de pensamientos.

Estas y otras razones provocaron un estallido social que se extendió a toda la sociedad. Durante y después de la Revolución emergen líneas de pensamiento perteneciente a la burguesía tendientes a cooperar políticamente con este nuevo escenario.

Básicamente los grandes empresarios, los autoproclamados girondinos eran de pensamiento moderado, contaban con el apoyo de las provincias y consideraban encontrar un acuerdo con la nobleza con el fin de delimitar su poder. No querían darle opción de voto al pobre y deseaban una salida de mayor consenso en lo que a la monarquía se refiere.

El otro sector, era el de los jacobinos, nombre proveniente de sus reuniones en el ex convento de la orden de los dominicos, mas extremistas, duros y bien organizados, respaldados por el pueblo. Estaba principalmente integrado por profesionales y modestos propietarios que querían erradicar la monarquía y proclamar una República democrática, con derecho a voto (solo masculino) para todas las clases sociales.

Los girondinos con su postura conservadora obtuvieron el triunfo en 1791. En esta primera Constitución, se definió imponer una monarquía parlamentaria, donde los miembros del Parlamento serían elegidos por las clases altas. El Rey continuaba en el poder con límites en sus atribuciones.

Sin embargo, esta situacn varió en los años siguientes, cuando los jacobinos, con ayuda de los trabajadores tomaron el poder e impusieron lo que la historia describe como el periodo de terror.

Liderados por Maximilien Robespierre y Danton, los Jacobinos crearon tribunales populares que juzgaban y condenaban a muerte a todos los opositores de la revolución.

Maximilien Robespierre, abogado y líder del movimiento jacobino. Hombre de probada honradez llevaron su política a reivindicar medidas con una clara orientación de escuchar y ayudar a la clase pobre. Instaura el derecho al voto. Pero en su excesivo celo cae en una escalada de asesinatos en nombre de proteger la Revolución. Durante su breve conducción se dice que murieron 40.000 personas entre ellas los reyes, nobles, curas e innumerables acusados de contrarrevolucionarios como también algunos ex partidarios. Al tiempo, el pueblo se rebela contra la condición de burguesía de Robespierre y a pesar de su buena voluntad de lograr cambios significativos, igualmente lo ejecutan.

Si el Sr. Robespierre hubiese tenido la oportunidad de ver como fue desarrollándose el mundo después de la revolución creo que estaría contento pero no feliz. Contento porque vería que el sufragio universal esta instaurado prácticamente en todo el mundo. La democracia en la Republicas es la más eficiente forma de gobernar y esta presente en prácticamente todas las naciones con distintos niveles de libertades. El derecho a lo privado se mantiene y se respeta. Existe en casi todos los países civilizados una separación entre el estado y la iglesia. En Chile como en la mayoría de los países sudamericanos no es una excepción. Las monarquías solo son “decorativas” y solo existen como fomento al turismo como lo son Gran Bretaña, España, Suecia y otros.

Feliz no estaría porque aun existen diferencias sociales muy marcadas en todos los países y en especial en los subdesarrollados.

La distribución de la riqueza esta totalmente mal repartida. Su ideal jacobino se ha visto manoseado y mal interpretado por fascistas y comunistas que dicen representar la verdad. Tales posturas han provocado grandes sufrimientos a los pueblos que han vivido esas experiencias y también a sus vecinos. Debería estar feliz de que estén separados los poderes de la iglesia con los del estado pero si viera lo que ocurre en los países islámicos sentiría disgusto.

Cuanta población del mundo no ha logrado satisfacer sus derechos universales en materia de salud, educación, trabajo digno, vivienda, a la paz y cuantas otras aspiraciones incumplidas.

Pero a pesar de todas estas aspiraciones incumplidas debería sentirse orgulloso de haber presidido el cambio y a su vez el haber sido el ejemplo dado al mundo de que todos tenemos el derecho a tener esperanzas de ser mejores y de que nuestra suerte no depende de algunos pocos, si no de nosotros mismos. Si el estado no nos escucha debemos respaldar a aquellos que si lo hagan y expresar nuestro apoyo por medio del voto.

Creo que si Robespierre supiese que seria ejecutado después de su desempeño como líder del jacobinismo durante la Revolución Francesa pienso que tomaría los mismos riesgos que tomó. Su ideal de Republica la define como la mas acertada y justa manera de cómo el estado debe constituirse y de cómo por medio de esta se pueden solucionar los problemas que debemos de afrontar en nuestras vidas.