sábado, 23 de octubre de 2010

Wall Street II

Para guiar la economía en términos generales, se utilizan varias doctrinas, pero cabe destacar dos de las más importantes: La capitalista y la socialista. Más que distintos puntos de vista económico, son doctrinas que conciernen también a lo político y social. El modelo capitalista, se basa en una economía que sostiene sus bases en empresas privadas generándose en torno a ellas las riquezas del país a excepción de alguna pocas empresas que pertenecen al estado, generalmente son empresas de los tesoros más grandes del país en materia prima.

A diferencia del primero, el modelo socialista, instaura sus bases en que el gobierno es aquel que debe administrar las empresas y por tanto se fundamenta en la igualdad de riquezas y bienes de los civiles.

En la obra cinematográfica Wall Street II, el director enfoca la crisis hacia las fallas y los errores cometidos en una economía capitalista, mientras que favorece el hecho de que el estado es aquel que debe solucionar los problemas e interponerse entre las empresas privadas, nacionalizando aquellas empresas quebradas, cosa que queda como una única esperanza, generándose una idea que intenta probar el fracaso del sistema financiero capitalista.

En hechos verídicos, es posible culpar el sistema capitalista, pero no por la idea de privatizar las empresas, sino por la confianza y ambición entre Bancos y aseguradoras, quienes emitiendo préstamos sin “filtro” alguno originaron una reacción en cadena que gatilló una crisis a nivel internacional y desbarató mercados de manera colosal.

Por ejemplo una prueba irrefutable, aparece explícitamente en la obra, cuando la mamá del personaje principal Jake, deja su antiguo empleo porque se dedica a la compra-venta de terrenos y casas, permaneciendo constantemente endeudada viéndose obligada a pedirle plata a su hijo. Este ejemplo es una pequeña ventana hacia lo que estaba ocurriendo con los negocios en Estados Unidos.

El gran problema detrás de toda la crisis, fue que los medios no comunicaron todos los factores que estaban ocurriendo tales como lo que ocurrió en julio de 2008, cuando los bancos y las principales instituciones financieras de todo el mundo anunciaron pérdidas de alrededor de 435.000 millones de dólares.

Esto del silencio y la discreción, fue producto de la presión ejercida por las grandes empresas que temían una gran pérdida de accionistas y por ende capital; es decir los medios de comunicación fueron manipulados, y como consecuencia de esto se creó una barrera que ignoraba la desmesurada crisis que venía; se seguían ofreciendo y divulgando créditos sin respaldo y nadie se esperaba lo que se acechaba, ya que si se hubiese sabido la onda de choque que transmitiría, por ningún motivo se habrían cometido tales actos para defender una economía ya destruida.

Los poderosos medios de comunicación, quienes tenían acceso a esta información, sabían también que esta crisis no les afectaría tanto, ya que la comunicación de la actualidad es imprescindible, y por ende se mantuvieron indiferentes ante cualquier peligro que se manifestase; en otras palabras embolsaron grandes montos de dinero de ambas maneras, tanto de las empresas que los financiaban como de la crisis, considerándose así uno de los pocos mercados anti-cíclicos e indolentes conforme a la crisis.

Cuando ocurre una crisis de tal magnitud, y se produce un ciclo vicioso en que el mercado se estanca, dada la mala situación de las empresas y el ahorro por parte de los ciudadanos que no se quieren arriesgar a perder el dinero, todas las peleas, confusiones y posibles desacuerdos entre compañías, deben permanecer en silencio, ya que si toda esta información se propagara, todos aquellos inversionistas y especuladores, entrarían en una crisis de pánico. Es por esta segunda razón que importantes e influyentes medios de comunicación como el New York Times, o el Chicago Herald por el bien de la economía y su financiamiento externo tuvieron que pasar desapercibidos tratando de mantener la calma en un tsunami de angustia y desesperación.


Rafael Cuchacovich

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